martes, 28 de enero de 2014

VAMOS PARA LAS LOMAS DE SABANETA

Buenas a todos,

Algunos de vosotros ya nos conocéis, pero algunos no… somos Roger y Maria:

Yo María. Nací en 1983 en Benicarló y siempre digo que soy de esa tierra, aunque muchas veces tenga que añadir que está al lado de Peñíscola o si ya estás más lejos, debes decir que está entre Barcelona y Valencia tocando el Mediterráneo. Me encanta Benicarló y de pequeña me hacía no sé qué perder de vista el campanario, pero llegados los 18 tuve que marchar a la universidad y estudié Psicología. Me fui haciendo mayor y en medio de trabajos diversos, he ido acostumbrándome a la maleta, los billetes de tren ya sufrir por si llegaría a casa en la poca gasolina que me quedaba. Conocer nuevas realidades me ha enriquecido como nunca hubiera podido imaginar y algunos dicen de mí que soy culo de mal asiento.


Yo Roger, nací hace treinta años en un hospital de Barcelona, pero soy de un pueblo llamado San Vicente dels Horts, aunque seguramente no lo conoceréis, ya que la gran ciudad de Barcelona nos eclipsa. He pasado muchas horas por las calles y plazas de este pueblo donde cada esquina me evoca un recuerdo. Con el tiempo me fui haciendo mayor, y después de terminar arquitectura técnica, he tenido la suerte de disfrutar de varios trabajos que me han gustado. Pero ahora, pasadas tres décadas de mi vida, cojo las maletas ilusionado por llegar a nuevos puertos.

Típica pregunta. ¿Qué es lo que más nos gusta? María disfruta leyendo, paseando por el mar, haciendo el café en sus amigas... A Roger le encanta el fútbol , hacer excursiones por la montaña y pasar horas en la playa. A los dos nos encanta ir de convivencias con adolescentes y jóvenes y son muchas las horas que hemos pasado entre dinámicas, oraciones, trabajos de grupo y buena gente. Pero nada comparado al estar en la gente que más queremos. En nuestras familias. Y en tantos buenos amigos que nos ha regalado la vida.

De una manera similar, pero en diferentes lugares, fue tejiéndose nuestra vida. Y fue creciendo la semilla de la fe. Primero nuestras familias, después nuestras respectivas parroquias y luego Montserrat para el Roger y el Movimiento de Jóvenes Cristianos para María, -como afluentes que van alimentando un río- fueron aumentando nuestra fe. Una fe mascarada por el polvo del camino, por la limitación personal,... pero en definitiva una fe que se siente en movimiento, una fe que se sabe profundamente amada por Jesús.

En agosto nos casamos, pero hará cosa de un año y medio que casi de manera superficial, empezamos a hablar de la posibilidad de vivir una experiencia misionera. Y ahora mira, ya estamos contando los días que faltan, en tres semanas estaremos en el avión. Tenemos ganas, muchas ganas, tenemos también curiosidad, y sentimos con fuerza el deseo de empezar a vivir y trabajar en medio de aquellos hermanos nuestros que ahora todavía son lejanos.

Pero todo hay que decirlo. A medida que el proceso de discernimiento iba avanzando y veíamos cada vez más claro, que marchar empezaba a ser una posibilidad real, nos venían muchos miedos. Uno de ellos, que se presentaba a menudo, eran estas semanas previas de despedida de "nuestra gente". Imaginábamos unos días duros y tristes. Y nos sorprendemos porque de momento no está siendo así. Y es que estamos disfrutando mucho de este tiempo. De la compañía, de las conversaciones, los recuerdos, los sueños, de los abrazos,... Como nos emocionamos cuando le decimos a alguien con la sinceridad más desnuda: "Gracias por lo que has hecho en mi vida”. Uau! Y es que tener la convicción de que ha sido así, es un regalo impagable que te hace sentir feliz por encima de la tristeza que supone el alejamiento. Lo decíamos el otro día, tan sólo porque nos sentimos profundamente queridos y acompañados por Dios y por tanta gente, podemos marchar y dejar mucho de lo que hasta ahora era casi imprescindible. Quizás agradecidos y con ganas de compartir, es como mejor definimos nuestra actualidad.


Y dentro de este tiempo de despedida y de preparación inmediata hemos vivido dos momentos importantes. La Eucaristía de envío en la parroquia de Roger el 12 de enero y el domingo 26, en la parroquia de María. Sentirse enviados por el Señor, comporta un agradecimiento primero, el agradecimiento de haberse encontrado con Él. Un segundo agradecimiento es la comunidad parroquial, la diocesana y OCASHA que se reúne para rezar, para acompañarnos, para celebrar juntos la fe y renovar la misión de la iglesia. Así lo hemos vivido y con este sentimiento profundo de gratuidad nos disponemos a marchar.

Nuestro destino, es el Centro La Aventura y las comunidades de las lomas de Sabaneta... sabemos muchas cosas y a la vez no sabemos nada.

En fin, queríamos empezar este blog, presentándonos y compartiendo los últimos días antes de cruzar el charco... la próxima entrada desde Dominicana!

sábado, 25 de enero de 2014

"Al final del camino me dirán: -¿Has vivido? ¿Has amado? Y yo, sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres. (Pedro Casaldáliga)


Escribo esta frase de inicio a tan solo un día de cumplir dos años en la Misión. Ciertamente cobra mucho sentido. Ha sido tiempo de mucho: de ver y de juzgar, actuar. De reír y de llorar. De subir y de bajar. En fin, podría decir mucho más, pero al ver las palabras son antagónicas, y es que yo creo que simplemente el vivir descoloca. Ya cuando lo (intentas) vivir en Dios, mucho más. Nada de seguridades, fuera las previsiones y las planificaciones, deja de vivir el futuro perdida en el pasado.

El Caribe enseña mucho de eso. El vivir al día, como la Doña que va al colmado con los cheles que ha podido conseguir para ese día comer. Como el niño limpiabotas que sale a buscar el pan de la familia explotado por los que supuestamente le protegen. Como las mujeres migrantes sufren violaciones de sus derechos más fundamentales para lograr una vida más digna y mejor para los suyos. Si creo que en esta isla si se sabe mirar, se ve de todo. Y por eso te permite el irte trasformando.

A dos años de estar fuera de lo que era mi vida hasta dar este paso, valoro mucho la experiencia, toda la experiencia porque a veces en la vida hay momentos de todo y a día de hoy puedo decir que el descolocarte en El hace que te coloques en un lugar mejor, donde puedes sentirte que sumas, que acompañas, que vives.

Queda mucho todavía, para empezar un día más, una oportunidad más para aportar lo mejor de mí, sé que sola no puedo, pero “todo lo puedo en aquel que me fortalece”.

También con la cabeza en donde están mis raíces, en donde he tenido el gran regalo de poder estar estas Navidades. Con la familia mía y política, con los/as amigos, con los compañeros/as de OCCS,  con mi comunidad parroquial y diocesana,… en fin días de mucho gozar, de mucho disfrute y porque no decirlo de comidas abundantes y con ganas de catar,… pero ya llena de los míos y de lo mío, regreso con más fuerzas, deseando de comer mi arroz y habichuela, de regresar al calor no solo físico sino de las personas y amigas/os con los que comparto ahora mi vida, con mi familia de acá.

En fin, llena, muy llena de nombres.