Queridos compañeros,
Feliz PASCUA de RESURRECCIÓN. Aprovechamos esta entrada en el blog para mandaros un recuerdo cariñoso y esperanzado a esas tierras, también bastante doloridas por muchos motivos.
Os compartimos hoy una fiesta que tuvimos hace unos días, después de unos meses de trabajo intenso de toda la
comunidad de Aventura.
El pasado jueves 17 de marzo, subió el Obispo a bendecir la nueva Cancha Deportiva de
Aventura. Todos sentíamos la necesidad de dar gracias a Dios porque era un
sueño para nuestros estudiantes y también para los jóvenes de las comunidades
tener una cancha grande donde jugar. Y lo han conseguido. Os explicamos cómo ha
sido el proceso.
Todo comenzó en abril de 2015 cuando nos visitó el equipo directivo de una
escuela de Atlanta (Estados Unidos). Querían conocer Aventura y tenían la ilusión
de establecer una especie de hermanamiento. Nos visitaron. Y escucharon a los
alumnos de Aventura, que lo que más deseaban era una "cancha para
jugar". Volvieron a casa y cuando llegaron allí, les contaron a sus
alumnos lo que habían visto. Se ve que los motivaron y se pusieron a hacer
actividades para recoger dinero.
Era septiembre y ya podíamos empezar. Ellos con ilusión habían hecho muchas
actividades para conseguir el dinero. Nosotros, teníamos la fuerza y la ilusión
para construir la "cancha". Y desde entonces ha sido todo un proceso.
"Sin prisa pero sin pausa", que por estos lares es casi un milagro.
Primero fue subir los bloks y un poco de cemento. Luego hacer el perímetro de
bloks. Y cuando parecía que la "pausa" era inevitable porque la
retroexcavadora del obispado estaba ocupada en otro proyecto, y ya los
estudiantes estaban motivados para llenar el terreno en carretillas, de repente
y como un regalo de Reyes, apareció la retro que nos niveló el terreno y sobre
todo, nos sacó la arena del río. "Ahora sí que vamos pa'lante",
dijeron los alumnos. El resto ya lo podíamos hacer nosotros. Números grandes
sí, pero sólo necesitábamos ganas y tiempo: llevar 90 viajes de arena, 300
sacos de cemento, unos cuantos galones de gasoil para transportarlo todo, un
buen tute a la camioneta, los alumnos más pequeños con algunos callos en las
manos ... Pero el problema, cuando tenían la asignatura de vocacional, siempre
era elegir a los dos alumnos que venían a hacer cada viaje de arena: ¿Quién
quiere venir? ¡Y todas las manos levantadas! Así pasamos en enero y parte de
febrero.
Cuando ya lo teníamos todo a punto, convocamos a los jóvenes de las
comunidades para una jornada de trabajo el 20 de febrero. Fue emocionante
porque teníamos que hacer el pavimento todo en un día por lo que necesitábamos
muchas manos. Estuvo toda la semana lloviendo pero ya estaba todo organizado:
las comunidades avisadas, los albañiles contratados, la hormigonera apalabrada,
las madres preparadas para cocinar, los alumnos motivados para quedarse el
sábado a trabajar, ...
Finalmente viernes por la noche esparcieron las nubes.
Los nervios comenzaron a disiparse y todo empezó a rodar. A las 5 de la mañana
ya estábamos todos en pie, café por aquí, cemento por allí, comunitarios que
había que ir a buscar, otros que venían a caballo, carretilla arriba,
carretilla abajo, ... Los albañiles diciendo: dejad trabajar a estos pequeños
que a las 10 de la mañana ya no quedará ninguno. Pero fue pasando el día, la
gente se iba alternando y a las 10 de la noche, cuando por fin la hormigonera
dejó de rodar, los pequeños todavía estaban emocionados con la carretilla en
las manos.
Un alumno por la noche decía: "Creo que nunca había trabajado
tanto, pero me siento feliz". Era el sentir general.
Después quedaban los detalles y ponerla bonita. Y lo fuimos haciendo. Y el
pasado jueves tuvimos una fiesta: para inaugurarla. Pero sobre todo para dar
gracias a Dios porque a veces los sueños, si nos ponemos todos, se hacen
realidad.
Con cariño,
Roger y Maria
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