¡Saludos compañeros!
Como dicen por acá, hay dos
estaciones en Dominicana: el verano, que sería nuestro invierno, y el infierno.
Pues en estos días de infierno hemos y estamos teniendo OCASHA muy cerca.
El pasado mes de junio terminamos
las clases a mediados de mes, aunque los muchachos y muchachas de octavo grado tenían
Pruebas Nacionales (algo parecido a una selectividad para poder pasar a Educación
Secundaria), y estuvimos con ellos el resto de mes. Primero, pasamos una semana
muy agradable e intensa en Aventura preparando la Pruebas, a la siguiente
semana nos “mudamos” para que se examinaran en Sabaneta y los últimos días de
junio gozamos de lo lindo, ya que por segundo año se pudo organizar el vieja a
la playa de tres días! Estuvimos en el sur del país: en la Playa de San Rafael
que siempre es la que más triunfa por las olas. Después en Bahía de las
Águilas, que cautiva por su belleza. Y ya de regreso, paramos en los patos, que
sus piscinas son el mejor lugar para hacer castillos. Podríamos contar muchas anécdotas,
pero lo que realmente guardamos en nuestro corazón son las caras de la mayoría
de muchachos, al ver por primer vez el mar.
Sin tiempo de asumir lo vivido
esos días y después de devolver a los muchachos a sus comunidades, nos fuimos al
aeropuerto a buscar a Toni i Susi, compañeros de OCASHA de nuestra zona y
también amigos… como dicen por acá: ¡Qué felicidad! Con ellos aprovechamos para
organizar una comida en Aventura con compañeros de OCASHA y de la misión. Tomé
y familia estuvieron el domingo y con Charo e Ignacio, Sara y Jesús pasamos un
par de días bien agradables en la montaña. Como Pedro y Lola no pudieron venir,
los visitamos en los siguientes días en sus respectivos lugares, Elías Piña y
Jimaní. También,
pasamos por Duverge, donde encontramos que el testimonio de Ana Caldés sigue
vivo entre gente de la parroquia. Fueron días de compartir, días de ponernos al día de cosas que habían
pasado en nuestro país… para nosotros, días de desconexión y de descanso.
Pero lo cosa no termina aquí, el
día 11 de julio dejábamos a Toni y Susi para que se subieran al avión que acababa
de aterrizar con Miguel, Paloma y sus tres hijos. ¡Qué bendición son Nico,
Jaime y Noa!, los hijos de Miguel y Paloma. Han venido para pasar un par de
meses… tiempo para desmontarse en todas las casas que les acogieron hace ya
unos 10 años y tiempo para echar una mano en lo que haga falta. Finalmente y en
esos días en la capital, también pudimos conocer a Urra e hijas, que también
habían venido para reencontrarse con la gente de su compromiso misionero.
En estos días de más tranquilidad que uno extraña más
a la familia, es bonito ver como la familia Ocasha está cerca.
Maria y Roger,
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