Estos días han sido de planificar, de evaluar, de revisar,
de proyectarse…
Si tuviese que hacer un balance
de este primer año, en líneas generales diría que ha sido positivo, en unos
aspectos más que en otros, como no podía ser de otra manera. Si me tuviese que
quedar con lo que más me ha llenado, creo que sería el trabajo pastoral en la
capilla. Llegué a una capillla, donde tuvimos que comenzar prácticamente de cero, levantar el muro, hacer los baños, acondicionar una sala y una cocina y donde no había prácticamente ninguna actividad. Pro para r el primer año, hemos
tenido 35 niños y adolescentes en diferentes pastorales, catequesis, vacaciones
de verano, vacaciones de invierno, diferentes talleres, etc.
Pero el camino es
largo y queda mucho por hacer, consolidar una comunidad a la que ahora mismo no
acude ninguna persona mayor, donde no
hemos conseguido celebrar regularmente misas los domingos y donde los niños acuden
solos, ahí está la misión; además de tener que implementar mínimamente la capilla, no hay bancos, ni cuadros, ni
ornamentos... Pero los niños son fieles, hemos conseguido que sea la capilla un
lugar de referencia para ellos, donde vienen a jugar, divertirse, compartir y
conocer la palabra de Dios.
De la proyección para el próximo año,
algunas cosas han cambiado, ya no contamos con todos los agentes pastorales,
pero tenemos mucha ilusión y ganas de ofrecer lo mejor de nosotros. Más o menos
quedaría así el trabajo para el próximo año:
En la capilla, seguiría como responsable, con lo que implica: catequesis, celebraciones, actividades, etc.
En la pastoral parroquial, centrarme más en la atención de catequistas, intentando consolidar un grupo, que no solamente sean catequistas, sino que asuman como prioridad la misión en una parroquia que lo necesita y la labor como laicos; y en el trabajo con jóvenes, formación, convivencias, retiros…
En la parte “más social”, (aunque
la pastoral aquí es social), hemos creado un nuevo proyecto “Aportes para la
convivencia intercultural”, desde el Servicio Jesuita al Migrante. Con este
proyecto pretendemos abarcar a niños, adolescentes y jóvenes. Los niños a través
del centro de apoyo pedagógico, los adolescentes a través del centro juvenil y
los jóvenes con talleres en los colegios y la participación el programa
Rompiendo Fronteras. Tendremos tiempo en el año de ir hablando más del proyecto
y lo que la inmigración significa en El Alto)
De los tres yo trabajaría más con
adolescentes, que se atenderían en el centro que abriríamos en la capilla que
acompaño, dos o tres días a la semana con talleres de valores, baile, teatro, deporte,
artes plásticas y con la construcción de un invernadero, para trabajar el tema de salud, nutrición e
higiene.
Y los jóvenes con talleres en los
colegios, sobre valores interculturales y colaborando en el programa Rompiendo
Fronteras, que trabaja también en Arica (Chile) y Tacna (Perú).
Como veis los retos son tantos
como la ilusión y ganas de poder ofrecer lo mejor de nosotros mismos, de ir
cada día sembrando.
El pasaje que va a iluminar et trabajo es “Salió
el sembrador a sembrar”, como alguien me ha dicho últimamente,
Capilla Virgen del Carmen |
muy
acertadamente, no es tiempo de cosecha sino de sembrar, y cuando uno siembra,
no debe preocuparse de nada más, Salió el sembrador a sembrar… siempre que
escucho esta frase, me imagino al sembrador esparciendo la semilla sin preocuparse
de nada más, a él le toca sembrar ahora, ya llegará el tiempo de preocuparse
por la cosecha. La actividad de sembrar es presente y no es ideología, sino
vida al estilo de Jesús, y el fruto no se va a ser lo que hablemos, ni
ideologicemos, sino la VIDA QUE SEMBREMOS. Otros tendrán que cosechar.
Hasta la próxima
José Adolfo
No hay comentarios:
Publicar un comentario