Ha sido la primera celebración importante
de la capilla, desde que yo estoy aquí, un día especial para varios de los niños
y jóvenes: Su bautismo. Es concluir un periodo para nosotros, que les hemos
preparado, y para ellos es el comienzo de uno nuevo. Fue una celebración
sencilla, emotiva, y marcada por lo importante del acontecimiento. En unos días
más, celebraremos las primeras comuniones.
Celebración bautizos |
Pero
en este blog quiero hablarles de una fiesta, importante y significativa en
Bolivia, la fiesta de todos los santos, el día de los difuntos, donde se
mezclan ritos propios de la cultura precolombina y ritos de la religión
católica. Es un buen ejemplo de sincretismo.
El
primero y dos de noviembre, son los dos días del año en el cual se honran, se
recuerdan y se acompañan las almas de los parientes fallecidos. Y son
especialmente importantes los “tres todos los santos” posteriores al
fallecimiento (la mesa es más elaborada, la celebración es más íntima) porque
después de los tres años, el alma ya no es un “alma reciente”.
Estos dos días, las iglesias celebran misas con
listas interminables de difuntos.
Durante los días previos, principalmente
las mujeres, se reúnen para hacer las masas (panes y similar).
El uno de noviembre todo debe estar listo
antes del mediodía ya que es en ese momento, en el que se dice que llegan las
almas, para irse a las 12 del mediodía del día dos. La mesa contiene una
variedad de masas realizadas para la ocasión, frutas, bebidas, platos de
comida, todo aquello que le gustaba en vida al difunto.
En
la concepción aymara el camino que cada persona debe seguir no termina
específicamente con la muerte. Cumplidas las etapas de la vida y llegado el fin
de la misma en este mundo, todavía hay más. Todo el ciclo ritual de la muerte
comprende una serie de ritos y ceremonias, para que el alma tenga la posibilidad de seguir su camino sin problemas y que no reclame a los vivos
por la falta de atención, por eso en la mesa se coloca pan en forma de
escalera, para que pueda subir, caña de azúcar y de cebolla para que pueda
beber en su camino y tenga un bastón para caminar.
Las personas que acuden al hogar donde se
arma la mesa rezan por el alma y reciben parte de los alimentos y bebidas que
han sido preparados para la ocasión, pero no de los que están en la mesa.
El dos de noviembre todo se traslada al
cementerio y en lo posible se vuelve a armar la mesa sobre la tumba misma. Se
come, se canta y se reza en las tumbas. Los reciris, muchos de ellos niños, son
quienes reciben alimentos por los rezos y cantos que ofrecen para las almas. En
el cementerio debe repartirse todo, no debe quedar alimento alguno. Los vivos
que se alimentan con todo lo preparado, simbólicamente están alimentándose por las almas que ese día se van de este mundo
para volver al año siguiente.
mesa en la capilla |
Una
manera diferente, pero muy especial de recordar a aquellos que nos dejaron y de
los cuales nos acordamos por diferentes motivos.
Un abrazo y hasta la próxima
José Adolfo
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