El título de esta entrada nos viene de una canción de un mítico grupo de
música catalán, llamado SAU. Una canción que dice: "... a quien queme
algún bosque, ¡Que le corten las manos!". Claro que no pensamos que la
violencia debe ser contestada con más violencia, pero si que compartimos la
rabia e impotencia que esconde esta frase.
El pasado miércoles, al levantarnos observamos que había un ambiente
nublado en Aventura. Enseguida llegó un grupo de gente de la comunidad de La
Higuera y nos dijeron que había varios puntos incendiados en la finca de
obispado, una finca bastante grande en la que en el el centro se encuentra la
escuela de Aventura. Una sensación de preocupación y no saber qué hacer se
extendió por nuestro cuerpo. En el primer momento no sabíamos si era una locura
quedarse, o una exageración marcharse. Calma. Enseguida se formaron un par de
brigadas entre hombres y los alumnos mayores de la escuela, que con machetes y
rastrillos, salieron para intentar apagar el fuego. A unos 500 metros de la
escuela pudimos empezar a ver signos del fuego ... pero los fuegos que estaban
más fuertes estaban un poco más lejos, por lo que rápido vimos que la escuela -
y la gente - no corría ningún peligro. De lo que si que no había duda era de
que alguien con bastantes malas intenciones había prendido fuego en diferentes
puntos durante la noche.
Mientras los esfuerzos se concentraron en controlar el primer incendio,
fuimos a buscar cobertura para poder avisar al obispado y el centro de Medio
Ambiente de San Juan. A diferencia de nuestro país, la ayuda que llegó fueron
14 forestales con comida para poder pasar un par de días y un puñado de
rastrillos. Nada de bomberos, ni mangueras, ... y claro, aunque la ayuda venía
de unos 20 kilómetros llegó al cabo de 3hs de llamar.
Con todo esto, la gente de las comunidades había ido llegando y con mucha
destreza iban haciendo metros y metros de corta fuegos que lograron apaciguar
los fuegos más grandes. La táctica es fuego contra fuego, es decir, cuando el
fuego no tiene nada mas que quemar, se apaga. Aún así, hay que vigilar, ya que
es muy fácil que el fuego se reavive de nuevo. Sin una gota de agua, con mucho
esfuerzo por parte de los comunitarios y forestales, bastante bosque quemado y
ya con el miedo sacado de nuestro cuerpo, nos dispusimos a dormir una noche
tranquila.
Jueves y viernes la brigada de Medio Ambiente y bastante gente de las
comunidades siguieron trabajando para apagar algunos fuegos que durante la
noche habían reavivado. Se ha quemado un buen trozo de bosque, aunque para lo
que hubiera podido ser, ha sido muy poco. Pero eso no quita que todos nos
preguntábamos y nos preguntamos, ¿por qué? ¿por qué?
A pesar de la impotencia, la canción acaba diciendo: esto es puede salvar.
Realmente la escuela no ha estado en peligro, y aún queda mucho bosque
alrededor. Aunque muchos pinos que han sido reforestados durante muchos veranos
por seminaristes se han quemado, la hermosa vista desde la escuela sigue
intacta. Aunque lo que movilizó a los comunitarios era una urgencia, es para
nosotros un ejemplo ver como no dudan en dejar sus asuntos personales para
salvar lo que ellos tienen tan claro que papá Dios nos ha regalado: la tierra,
la naturaleza y la escuela que es de toditos.
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