Aunque aún no había escrito en el
blog, ya me conocéis por las noticias aparecidas en los últimos Boletines de
Ocasha.
Llegué a República Dominicana el día
27 de febrero coincidiendo con la Fiesta de Independencia y están siendo “mis primeros
pasos”. Quiero saludar a todos y compartir mis primeras experiencias.
Los días van pasando y ha resultado
difícil sentarme a escribir. El domingo día 12 de abril por fin me instalé en
mi casa de Vallejuelo, Diócesis de San Juan de la Maguana.
Hasta ahora he disfrutado y me he sentido y sigo sintiéndome acogida y acompañada por mis compañeros de Ocasha – República Dominicana que ahora forman mi nueva familia.
Empiezo por Tomé y su esposa Grecia
e hijos, cuya casa es como nuestra embajada en la Diócesis de San Juan de la
Maguana, punto de encuentro, descanso y
de compartir experiencias. También son enlace con el obispado y Monseñor José
Grullón. Pero sobre todo diré que, desde la llegada, esta familia al completo es
para mí un pequeño oasis en el desierto.
Hasta Lola en Comendador (Elías Piña)
que, a pesar de todo, sigue muy en
activo visitando a los enfermos y colaborando en la parroquia, con su “pisito”
en Santo Domingo, por donde hemos pasado todos.
La visita al internado de Aventura
con Roger y María realmente fue
impresionante. No sólo por la ubicación del mismo en la loma. También
por la acogida, atención y testimonio que este joven matrimonio me ofreció. Al
igual que los muchachos y muchachas que asisten de lunes a viernes con sus alegrías,
inquietudes y esfuerzos.
La película que vimos juntos sobre
Teresa de Calcuta volvió a confirmarme en esta misión para la que he sido
llamada. Teresa siente que el Señor la llama a salir de la escuela, del
convento en que vive, a algo más de lo que habitualmente hace: ve las
necesidades que existen en las calles. Me veía reflejada y sintiendo que ahora
mi lugar en el mundo es este.
Descubrí la loma de Sabaneta con sus
habitantes viviendo en condiciones muy duras. Las cocinas (estufas) de leña en
un rincón de la casa con el puchero hirviendo y humo; al lado, la otra
edificación dividida en dos estancias, una para estar y comer y la otra el
dormitorio para toda la unidad familiar. Más tarde descubrí que en los campos
se vive así generalmente.
Y en Sabaneta
el fin de semana con el bullicio de las pequeñas vecinas que aparecen por la
casa y animan la vida de quien quiera dar, pero sobre todo recibir cariño y
sonrisas.
Los días compartidos con Pedro Cano en Jimaní, a parte de la distancia y el trabajo en el Servicio Jesuita al Refugiado con el papeleo de las solicitudes de regularización, que me abrió su casa, me atendió y compartió sus actividades. Incluso disfrutamos de las fiestas en la Parroquia de San José. Allí conocí a una preciosa peque de 3 años sordomuda... sin posibilidad de un diagnóstico sólo por haber nacido en “esta orilla del mundo” y no es el único caso…
Tampoco ha faltado la visita a Las
Matas de Farfán. Allí, gracias a una gran familia, Ignacio, Sara y su peque
Jesús, que ya corretea, pude descubrir muchas facetas del funcionamiento de un
centro educativo dominicano con ayuda de Flor, la administradora. Me han
demostrado su cercanía y sé que puedo contar con ellos. Me acordé mucho de mi
buena amiga Pilar Rozas, que ahora vive
en San Sebastián, ella me ayudó a mi llegada al colegio de Burgos… Las
Hermanas de San Vicente de Paul atienden un hogar infantil con escasas ayudas
en una zona marginal de Las Matas.
Empiezo a entender el lema “si queremos,
podemos”.
Una bonita experiencia y un gran regalo el poder compartir
unos días con estos compañeros misioneros que ya son más que amigos. Que, en su
día y desde Ocasha, partieron hacia tierras lejanas para llevar el evangelio y
compartir sus vidas con quienes más lo necesitan en los diferentes proyectos en
que se encuentran.
Aunque ha sido un poco de locura ir
con la mochila de aquí para allí, he de agradecer este tiempo disponible y sobre
todo, desde aquí dar las gracias a “esta mi nueva familia” que, en medio de sus
tareas, me han llevado y traído,
atendido y ayudado a mirar y a descubrir
con nuevos ojos esta realidad, conociendo
un poco a las personas con quienes colaboran y con ellos al pueblo dominicano,
con sus luchas, formas de ser, cultura, tradiciones…
Llevo en la maleta y en el corazón ya muchos
nombres, muchos rostros de niños, jóvenes y adultos dominicanos…
Todo lo que he podido descubrir en
este mes y medio lo podría resumir en una frase que recoge el lema de este año
en la Diócesis de San Juan de la Maguana en la que me encuentro: “Amor y
solidaridad, camino de santidad”.
He de confesar que al principio me
daba reparo sacar la cámara de fotos por miedo a robar un poco de la intimidad de este pueblo.
Les he preguntado y he descubierto que a niños y mayores les gusta salir en las
fotos. Enseguida los niños se arremolinan en torno a la cámara.
En Vallejuelo he compartido unos
cuantos días con Julia y su mamá Dª María que este próximo 12 de octubre
celebrarán los 60 años de su llegada desde España. Con sus gatos, perro, burro
y vacas, la Sra. Julia me ha atendido y acogido como a su hija.
En cuanto a mis tareas aquí sólo
puedo decir que he comenzado a ir al Colegio San Andrés aunque aún no tengo
asignadas responsabilidades. En la Parroquia hemos tenido la primera reunión
tras la Semana Santa.
El motivo de este retraso en el
comienzo se debe a que el Padre Franquelo, que fue quien pidió la presencia de
algún misionero/a de Ocasha en Vallejuelo y presentó el proyecto, ha sido
trasladado de parroquia.
Nadie podía contar con este cambio
aunque no es la primera vez que ocurre algo similar. Lo cierto es que cuando
empezaba a familiarizarme con él viendo por las prioridades existentes, se
marchó y me encontré un “poco huérfana”. He podido experimentar que es la
voluntad de Dios la que prevalece y sigo dejándome en sus brazos con
disponibilidad.
El Padre Moisés ha llegado nuevo y
poco a poco se está poniendo al día.
Durante este tiempo he pensado mucho en España, en mi familia, mis amigos, mis comunidades parroquiales, colegio... me dicen que allí hago falta… En ocasiones me pregunto qué hago aquí. Es difícil solamente “estar y acompañar” con todo “lo que hay por hacer”.
Una Semana Santa muy significativa
en la que he vivido el amor de Dios en la entrega de su Hijo, que me enseña a
estar al servicio de los que más lo necesitan en estas tierras a las que Él me
ha traído, sin hacer muchos planes ni programaciones. Sintiendo que Jesús
resucitado está presente y me acompaña
en el camino regalándome su paz y su amor
. Que Él también os acompañe y os bendiga.
Charo Corcuera García. Vallejuelo. San Juan de la Maguana. República Dominicana
. Que Él también os acompañe y os bendiga.
Charo Corcuera García. Vallejuelo. San Juan de la Maguana. República Dominicana
Me alegro de tener noticias tuyas, Charo, y de que tu vocación se refuerce y además estés sintiéndote tan acompañada. Mucho ánimo y fe para vivir todo esto desde el corazón y en el abrazo de Dios.
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