lunes, 18 de agosto de 2014

TOCA VOLVER


Esta semana hemos tenido que rehacernos en un par de ocasiones de dos noticias que nos han dejado un poco "tocados". Hechos que no son nada nuevos para la gente de aquí, pero que sí lo son para nosotros. Hechos que sabes que pasan, pero cuando la gente ha dejado de ser gente en abstracto para convertirse en personas concretas que te importan y quieres, ya te afectan de otra manera.

La primera fue el domingo, cuando llegamos a casa después de haber pasado dos semanas fuera. Teníamos ganas de llegar temprano para poder ver y jugar un poco con nuestros vecinos. Pero cuando llegamos, la familia de uno de nuestros “vecinitos” no estaba, se habían ido a vivir a otro lugar. Es un poco complejo de explicar, pero por motivos diversos relacionados con la precariedad económica, la falta de educación, la inmigración, el miedo a una justicia que a veces no es justicia, ... habían cogido miedo y decidieron huir. Fue un golpe por no habernos podido despedir, por lo que ya intuíamos que les echaríamos de menos y sobre todo por la incertidumbre de si se encontrarían bien.

A los dos días, también nos hicieron saber que una de nuestras alumnas de Aventura no se inscribiría este curso, ya que durante el verano se había casado. Una chica de 15 años que estaba haciendo quinto. ¿Pero que tenía novio? ¿Pero qué pasó? No, nada. En las comunidades de la loma, se da mucho eso. Es una pena, pero se ve como normal. En este caso la escuela no ha tenido la fuerza suficiente para retrasar un poco esta dinámica.

También estas semanas que hemos estado por Sabaneta y hemos tenido acceso a internet, hemos estado más "al día" de lo que los periódicos dicen que pasa en el mundo. ¿Dónde han quedado aquellos agostos en que las noticias eran para llenar? Qué cantidad de conflictos, de odios, de desgracias, cuánta tragedia en nombre de falsos dioses, ... En definitiva, cuánto sufrimiento encarnado en personas de nombres concretos.

Hemos vivido algunos momentos oscuros esta semana. Como todo el mundo los vive, claro. Con una sensación de que cuando estás entre la gente más débil, el sufrimiento es más fácil que toque en la puerta. Cuando viene un viento fuerte, los fundamentos aguantan menos. Hay algún momento oscuro que tendrías ganas de huir. Sientes como que te han arrebatado algo que te hacía bien, que te hacía sentir a gusto, que te impulsaba a darte y eso de alguna manera te daba sentido. Momentos que tienes la tentación de poner el freno. Piensas, es que ... vamos a sufrir. Pero no hay otra opción. Amar, supone tarde o temprano sufrir. ¿Cuál es la otra opción? ¿No amar? No hay duda, mejor estar abiertos al sufrimiento.


En medio de este tiempo inestable, hemos recibido un correo que confesaba que este año había sido un año de reconocer esto de: es dando que se recibe, es muriendo que se resucita, ... No respondía a nada que contábamos pero lo hemos acogido como si fuera dirigido a lo más profundo de lo que estamos viviendo estos días. Nos ha animado a no dejar que el freno, frene más de lo normal.