martes, 14 de julio de 2015

ViSITA DEL PAPA FRANCISCO




La semana pasada recibimos en Bolivia una visita muy especial, el papa Francisco nos visitó.

Como parroquia nos preparamos para la visita, tuvimos un encuentro de jóvenes de diferentes parroquias, la nuestra, de Oruro, de Machacamarca. En el encuentro reflexionamos sobre lo que significa ser discípulo y misionero, y conversamos sobre la figura del Papa. Terminado el encuentro fuimos como parroquia a recibirlo. 

La visita del Papa, como no podía ser de otra manera, puede evaluarse de muchas formas, dependiendo de donde te sitúes. No me voy a detener en el famoso crucifijo que Evo le regaló, solamente decir que es un tallado de Luis Espinal s.j., que fue vilmente asesinado por defender la libertad. 

Sin duda es un hombre de ejemplo y gestos, sin detenerme en qué coche usa, cómo vive, etc. Pero el hecho de hacer una visita, la primera que realiza a Sudamérica, y que sea a los tres países más pobres es un gesto o un indicio y los tres encuentros en Bolivia, también. Se reunió con los religiosos, con los movimientos sociales y con los presos de una de las peores cárceles de Sudamérica. A parte de la eucaristía. Nos dijo cosas como: 

“Me conmuevo cuando veo madres cargando a sus hijos en las espaldas” refiriéndose a la mujeres, que no solo cargan a sus hijos, sino las alegrías, las tristezas y la historia de su pueblo. 

A los sacerdotes les dijo: “Algunos han hecho de la identidad una cuestión de superioridad, ya no son pastores, sino capataces”, les pidió cariño para el pueblo y escucharlo y no olvidarse de donde vienen, de detrás del rebaño. 

A los presos les dijo: “El que está ante ustedes es un hombre perdonado, salvado de sus muchos pecados”. 

De todas las frases quiero resaltar un trocito de la homilía:
(El evangelio que se proclamó fue el de la multiplicación de los panes y los peces). “A nosotros nos puede suceder lo que a los discípulos de ayer, cuando vieron esa cantidad de gente que estaba ahí, le piden a Jesús que los despida, mándalos a la casa, ya que es imposible alimentar a tanta gente. Frente a tantas situaciones de hambre en el mundo podemos decir: «Perdón. No nos dan los números, no nos cierran las cuentas». Es imposible enfrentar estas situaciones, entonces la desesperación termina ganándonos el corazón…

"En un corazón desesperado es muy fácil que gane espacio la lógica que pretende imponerse en el mundo de nuestros días. Una lógica que pretende dejar espacio a muy pocos, descartando a todos aquellos que no producen, que no se los considera aptos o dignos".
"No es necesario excluir a nadie, no es necesario que nadie se vaya, basta de descartes".
Nos deja un mensaje de esperanza, de unión, de no dejar a nadie fuera, de paz. Sé que hay personas que no comulgan mucho con las ideas o expresiones del Papa, pero a mí me da la impresión de un pastor cercano, que habla el lenguaje de la gente, que quiere una iglesia de puertas abiertas, donde cabemos todos, y donde, los que “estamos dentro” debemos acoger a todo aquel que se acerque, y centrarnos en los preferidos de Jesús, los pobres y excluidos. Esto nos motiva a seguir abriendo las puertas y a poner e Jesús en el centro de nuestra vida.
JOSÉ ADOLFO










sábado, 11 de julio de 2015

AL PASITO...


           Me ha resultado imposible enviar estas líneas antes. Las noticias quedan atrasadas pero quiero compartir acontecimientos y experiencias que voy viviendo.
            Sí, “al pasito” como se dice aquí, es decir, poco a poco, voy integrándome y se me van dando tareas. Muchos acontecimientos durante el mes de junio además del final de curso en el Colegio San Andrés, con lo que en agosto volver a empezar y casi de cero ya que en este tiempo ha sido imposible.
            Acaba el plazo de regularización de haitianos en el país. Una familia vive próxima a mi casa, más de treinta años en Vallejuelo. Sin documentación, ahora lo están intentando pero creo que es demasiado tarde. Con permiso de las religiosas que vivían en la casa para hacer y vender “frituras” en una esquina de la pared del patio. Esto suponía humos, grasas, suciedad y personas por la calle. Alguna vecina se ha quejado por su presencia, yo no puedo meterme ahí. Para estas fechas ya no se cocina, no hay venta, los clientes en general eran haitianos y casi todos se han ido o se les han llevado.
            Un día me asusté porque viene a menudo la policía de inmigración a Vallejuelo recogiendo haitianos para retornarles a Haití. También andan por mi zona.  Un domingo estaba un camión militar rodeado de unas 30 o 40 personas que gritaban, hasta que un padre bajó del camión con un niño pequeño en brazos que lloraba, le dejaron irse a casa en un motor (moto).
            Justo enfrente de casa, Estelina, en Semana Santa me invitó a habichuelas dulces, como unos cuantos más y me regaló alguna cebolla. Se bautizó en la Vigilia Pascual. Habla mucho, es simpática. Cada vez que barre su zona de calle pasa a mi puerta y barre las hojas y los papeles que el viento arrastra. Me ha invitado a dormir en su casa cuando el marido esté en la capital. Nos hemos dado los teléfonos por si necesitamos algo. Al principio protestaba por las frituras,  ahora se la ve con la vecina; la está animando y ayudando a legalizarse.
            El tema de las hojas de los árboles es continuo, hay que barrer todos los días si no quieres que te “inunden” y llenar sacos y sacos. Se recogen junto a la basura. Hay quien las quema, no es conveniente pero es muy complicado solucionarlo de otra forma.
            Roger y María, muy apañados y “manitas”, como se dice en España, vinieron a casa para hacer pequeños arreglos. Coincidiendo  con la inauguración extraoficial y primera comida que preparaba. De lunes a viernes las comidas son en la Casa Parroquial y los fines de semana en casa o en la de alguna familia.
            Ha sido curioso. Justo a principios de junio me planteé si Vallejuelo era mi “sitio”. El momento realmente no ha sido el mejor para llegar con el tema del cambio de párroco y si era o no mi sitio lo he dudado hasta hoy,  en que escribo estas líneas. En la Eucaristía me he dado cuenta ¡por fin! de que esta es “mi gente”, que Dios me ha puesto en Vallejuelo por alguna razón y sea en el Colegio, en la Parroquia San Andrés o en los campos…. Aquí estoy, Señor,  para hacer tu voluntad. Ha sido un instante. “Este es mi lugar” No existe el sitio perfecto.
  

        Quiero a esta chiquillería y eso que a veces me hacen perder la paciencia. Hemos compartido la “merienda” (bocadillo de media mañana que aquí consiste en galletas o “lonchera” o clásico taper con comida y que ellos mismos se encargaban de repartir si alguno no llevaba). Muchas horas de trabajo durante más de dos meses. Tareas, lecturas,  palabras escritas y borradas, dibujos, juegos, canciones, poesías. Les gusta el bolso que me dejó mi sobrina, me le piden, me abrazan, dicen que me van a hacer una fiesta el día que me marche… ¿tan pronto ustedes quieren que me vaya? les he dicho cariñosamente. 
            
             Necesitan cariño, atención… Un día, en la felicitación que hicimos para las mamás, un niño me dijo que quería escribir a la suya que la quería porque ya no le pegaba. Aquí aún se utiliza el “jarabe de correa”. Hay mucha violencia en las familias que repercute en los niños y se nota en las aulas. En algunas he visto cómo se amenazan, se pegan por cualquier cosa, gritan… incluso me he dado cuenta en el tono de voz en que hablan los profesores… Vallejuelo está invadido por la música al mayor volumen posible y a todas horas.
            Con alguna carta enviada se ha conseguido que respeten un poco los horarios de las Misas, ya que con las puertas y ventanas abiertas se oye más la música de la calle que lo que se habla en la iglesia a pesar de los micrófonos existentes. Estamos en el mismo centro de la localidad, al lado del parque.
            Quiero aprender a querer a los vecinos, vayan o no a la iglesia, a los profesores, a quienes participan en la parroquia. Sus ritmos, fortalezas y debilidades, creencias, formas de hacer, sus rezos…
            Aunque me costó localizarla con números de fax y de teléfonos equivocados, una vez conseguido, me dieron “bola” (me llevaron gratuitamente) y viajé a Santo Domingo para visitar a Conchi, vallisoletana, Religiosa Adoratriz del Santísimo Sacramento. No la veía desde hacía años tras su marcha de Miranda de Ebro donde colaboraba en un programa de Cáritas Arciprestal. Desde entonces, se encuentra en República Dominicana.
          


               Fue un bonito encuentro, a pesar de no poder pasear por la zona colonial al coincidirle una visita. Fui yo quien me acerqué a su casa, tras preguntar varias veces, andar un “chin” (poco) y terminar por subir a un motoconcho (taxi en moto) por el módico precio de 50 pesos (un euro más o menos) ya que todos me decían que la zona estaba lejos y era peligrosa. Luego me enteré que está al lado del Liceo de los Salesianos y no era para tanto.
            Me presentó a las hermanas españolas que no estaban de retiro ese día, también a una religiosa haitiana, la Capilla, la casa de acogida, los talleres, algunas de las muchachas que allí se encontraban junto con algunos niños… pero sobre todo fue un reencuentro del recuerdo.
            Aquella primera Comunidad de Adoratrices que llegó a Miranda, se instaló y comenzó a trabajar. Sigue como siempre, compartimos la comida y charlamos. Me llevó hasta la Universidad Católica donde el Padre Franquelo estudia los sábados junto  con varias profesoras del Colegio y me recogían para trasladarme a Vallejuelo. Mientras esperábamos, hubo ocasión de charlar con una de las muchachas que nos acompañó conociendo un poco la situación que está viviendo… Y por supuesto, me invitó a volver cualquier otro día, a participar con ellas en el proyecto, ir en vacaciones, incluso la posibilidad de presentar a través de la Diócesis un proyecto a Ocasha para pedir colaboración. La verdad que hay tarea para dar y tomar. Seguramente que volveremos a encontrarnos…. Gracias por este día, Conchi.

            Final de curso con los niños en la “Cabeza del río”.

             Un precioso lugar en el que han preparado una piscina natural. Fuimos caminando unos treinta minutos, nos dimos un baño y comimos los espaguetis cocinados allí con leña. Tuve ocasión de charlar con los niños de forma distendida, cantamos,  unas risas, me decían que nunca habían ido de excursión…, otra diferencia con nuestros chicos y chicas de España con salidas y actividades de todo tipo… Puesto que por la tarde tenían examen, regresamos a mediodía en un camión que transportaba ajís (pimientos pequeños) y le quedaba algún resto. Un muchacho jugó con uno y ¡eran picantes! Terminamos en el médico con él… A pesar de ello la experiencia fue muy positiva, habrá que repetir.
            Desde la Delegación de Misiones,  la secretaria y  buena amiga Maite, me comunicó la celebración del Día del Misionero Burgalés para el 14 de junio. Aprovecho para saludar a todo el equipo, al Delegado José Manuel Madruga y al voluntariado, que junto al resto de la Diócesis  hacen posible que se celebre este día, a parte de la tarea diaria en la Delegación.
            Mi corazón y mi cabeza estuvieron todo el fin de semana por la Diócesis de Burgos aunque no pude comunicarme. Este Día del Misionero Burgalés es un día de fiesta, un día para el encuentro con los misioneros que están por España, de recuerdo de los que están fuera, de encuentro con las familias, con los amigos, un día de oración, de acción de gracias, de petición, aunque poco motivado por quienes no estamos directamente implicados en la acción misionera.
            Recordaba los lugares de celebración en los últimos años: Pancorbo, donde colaboramos algunos del equipo de misiones del Buen Pastor de Miranda de Ebro;  Gumiel de Hizán, ya con Martinho de Delegado de Misiones con mi testimonio sobre  el trabajo que realizábamos en el equipo de la parroquia y en Trespaderne, el año pasado, en que Martinho aprovechó para que hablara con nuestro Arzobispo D. Francisco sobre mi intención de formar parte de Ocasha-CcS  e ir a la Escuela de Formación Misionera, aunque no le dejé que lo hiciera público,…
            Este año, en tierras dominicanas, sintiéndome aún casi “en prácticas” en la tarea que se me ha encomendado, también quiero participar en ese homenaje a todos los misioneros que entregan su vida al anuncio del Evangelio, viviendo entre los más pobres en los cinco continentes.
            En concreto me uno al homenaje a Martinho, próximo al primer aniversario de su inesperada partida al Cielo. Quiero dejar constancia de mi agradecimiento por su testimonio y el de otros, especialmente los de Miranda de Ebro, Jesús Ruiz Molina, Magdalena Caubilla, Margarita Torrecilla, Luis Rodríguez, Fidel Sancho y muchos otros que Dios quiso, en el transcurso de los años, me fueran contagiando su inquietud misionera.
            Gracias a ti, Martinho por tu entrega generosa en ese Brasil amado al que nos enseñaste a descubrir y también a amar.  Gracias por dejar lo mejor de ti en cada lugar al que fuiste destinado. Gracias por tu ser sacerdote, misionero, profeta, amigo.  Gracias por saber estar construyendo el Reino y tras dejarlo todo, salir siempre de nuevo a anunciar el Evangelio a todos los pueblos, no solo con palabras sino sobre todo con la vida. Gracias por saber hacer la voluntad de Dios y comprometerte por un mundo nuevo. Gracias por seguir acompañándonos y acompañándome en el camino de la vida. Me pasaste el testigo y aquí estoy.
            Que arda en nuestros corazones el fuego del Espíritu y en todas partes, ahí y aquí, en esta y en la otra orilla donde el Señor nos lleve cada día, seamos luz del mundo y sembradores de paz, de esperanza… sin importarnos la cantidad, si somos muchos o pocos, sin quejarnos, con la ilusión y la alegría que nace de sabernos y sentirnos salvados y amados por el Señor.  
            Es la hora de la misión. Que como tú, Martinho y tantos otros, sigamos escuchando la llamada del Señor y nos dejemos “seducir” por Él, porque “dando es como se recibe”. Y siempre “al pasito”, “al pasito”.


VoLaR...
Volar...Soñar...
Ahora estoy volando.
Parece un sueño...
Pero no,
ahí está fuera a mi izquierda
un ala de "pájaro" inmenso;
y dentro, auriculares, música,
prensa, muchos asientos vacíos y...
algún "camarero".
¿Mi destino?
Sao Paulo
pasando primero por
Rio de Janeiro.
Allí quiero compartir,
vivir, luchar, esperar,
gozar... con la gente
sencilla los valores del Reino.
A mi lado llevo
una maleta para los recuerdos.
En ella hay un hueco muy grande
en el que llevo muchas personas dentro.
Sí, estás tú, y tú...
...y también tú, porque te quiero.
Hoy querría volar lejos,
... muy lejos,
para soñar un mundo
sin odios, sin guerras...
sin soledades, sin hambre,
sin.......... sufrimientos.
Hoy querría volar cerca,
... muy cerca
del corazón de los que conmigo llevo dentro.
Y con las "armas"
de la paz, el amor, la justicia,
y la solidaridad......
Ver nacer juntos un mundo nuevo.
Soñar, volar,
despertar, recordar,
..............
¿Será la vida un sueño?

8 de enero de 1987 (En mi viaje para el Brasil)  Martinho


Gracias, Martinho y hasta luego.
Charo Corcuera García
Vallejuelo. Diócesis de San Juan de la Maguana. República Dominicana. Junio 2015



viernes, 3 de julio de 2015

El retorno voluntario deja varadas a mujeres y niños en Jimaní

Compartimos esta nota de prensa del Servicio Jesuita a Migrantes de Jimaní que nos ha hecho llegar nuestro compañero Pedro Cano. De nuevo, las violaciones de los Derechos Humanos en la frontera contra los dominicanos de ascendencia haitiana.

Jimaní, prov. Independencia, 2 de julio de 2015.- Ayer pudimos asistir a un nuevo episodio de la descoordinación de las autoridades dominicanas en el proceso de retorno voluntario. 21 migrantes, entre ellos 8 niñas y 4 niños pequeños, estuvieron hasta las 12.23 de la media noche en la puerta fronteriza de Jimaní (provincia Independencia) para poder retornar a Haití.

En un viaje que comenzó a las 7 am, hora en la que les citaron las autoridades migratorias de Santo Domingo, el grupo de personas estuvo desde ese momento esperando  en uno de los puntos habilitados de la capital para regresar a su país de origen. Por fin,  a la 1.30 pm emprendieron el camino de regreso acompañados por dos oficiales de Migración y cuatro militares del ejército dominicano que custodiaban sus ajuares. En ningún momento del trayecto les permitieron hacer una parada para comer o para poder hacer ningún tipo de necesidad básica, convirtiendo el retorno voluntario en una custodia sin libertad de movimientos. Las personas llegaron a las 6.30 pm a la frontera de Malpaso donde descubrieron que el programa de retorno voluntario solo les deposita a ellos y sus pertenencias en la línea que divide ambos países, sin que haya ningún tipo de coordinación con el gobierno de Haití para que colabore o ayude en este proceso, como les habían comunicado las autoridades de la Dirección General  de Migración cuando decidieron acogerse al programa de regreso.

El grupo de retornados se encontraron en Jimaní, una zona de la frontera que no conocen, y varados a cientos de kilómetros de Hinche, lugar a donde muchos de ellos pretendían regresar. Los menores de edad, con hambre y sed, estuvieron en brazos de sus madres hasta que en mitad de la noche consiguieron poder cruzar a Haití para dormir en una escuela en Fond Parisien.

Desde el inicio del proceso de regreso voluntario solamente 1,100 personas se han acogido al mismo. En muchos casos estos retornos se hacen de manera improvisada y sin ningún tipo de coordinación interinstitucional entre administraciones. Con incidentes como el de anoche resulta evidente que la coordinación entre los dos gobiernos en materia migratoria debe ser una obligación de ambas partes para garantizar unas condiciones dignas y humanitarias a los migrantes, evitando la vulnerabilidad de los niños, niñas, mujeres y personas envejecientes.