miércoles, 20 de diciembre de 2017

NAVIDAD FUERA DE CASA

Saludos, Familia. Ésta será la primera navidad fuera de casa.

Sinceramente, a falta de llegar la nochebuena, pensaba que la iba a vivir con muchísimo más desánimo. Que la nostalgia pesaría demasiado. Y aunque la soledad es un sentimiento que todo misionero enfrenta de una u otra manera (os prometo que hablaré de ello en otra entrada) no está siendo así este diciembre.

Es tal y como dijo Jesús: Y todos los que por causa mía hayan dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos, o terrenos, recibirán cien veces más, y también recibirán la vida eterna. (Mateo 19: 29) Lo he "dejado todo", pero no he perdido el amor y el cariño de mi gente. Aún desde la distancia sé que me quieren y que rezan por mí y por la misión que estoy llevando a cabo. Y además he conocido gente maravillosa que me ha abierto las puertas de su casa y un huequito en sus vidas.

Estoy seguro de que la nochebuena y la navidad serán muy diferentes... Pero lo vivo de igual manera que vivimos los cristianos el adviento. Con esperanza. Con la esperanza de que la distancia y el tiempo no borran ni difuminan el amor hacia mi gente de España. Con la esperanza de que en medio de aquí donde Dios me ha puesto, nacerá Jesús. 

martes, 19 de diciembre de 2017

UN NUEVO RETO: ENSEÑAR NUESTRO IDIOMA


Como vengo contando desde hace varias semanas el trabajo que como misionero de OCASHA-CCS tengo que hacer atiende aspectos muy diferentes. Hoy quiero hablar de las clases de castellano que damos en Boca de Cachón y Tierra Nueva. 

Ya he contado como el equipo del Servicio Jesuita con Migrantes de Jimaní, trabaja en distintas comunidades de la zona. En cada una de ellas existe un grupo de migrantes que son nuestro objetivo. Cuando empezamos a trabajar con ellos nos dimos cuenta de una realidad: la mayoría no habla bien el idioma. Y, por supuesto, casi ninguno lo lee o lo escribe. Algunos de ellos llevan muchos años en el país, pero su  nivel de integración es directamente proporcional a su manejo del idioma. Ante esta realidad nos planteamos el reto, porque lo creímos necesario, de ofertarles la oportunidad de aprender a hablar, leer y escribir en castellano (ellos los llaman dominicano o español).

No todos los grupos respondieron positivamente ante la oferta, de hecho sólo dos comunidades nos pidieron que una vez a la semana pasáramos dos horas de la tarde con ellos aprendiendo.
Todos los miércoles de las tres de la tarde a las cinco nos desplazamos, quince minutos en moto, a la comunidad de Boca de Cachón para compartir, con quienes desean aprender castellano, ese tiempo. Las clases se imparten en la capilla de la Iglesia Católica de la localidad. Empezamos en agosto y hasta el momento tenemos unos quince participantes, en su mayoría mujeres.

De la misma manera, los jueves de las cuatro de la tarde a las seis conducimos nuestra moto, durante otros veinte minutos en otro sentido, a la comunidad de Tierra Nueva. Allí también nos esperan otros quince o veinte migrantes (aquí la distribución de hombres y mujeres es más equitativa) en la Iglesia Evangélica y nos adentramos en el aprendizaje del castellano.

La metodología es básica y los medios también. Mediante tarjetas van conociendo las letras, las sílabas y las palabras, para más tarde empezar con las frases. Todo gira en torno a la realidad de sus vidas. Los términos son usuales y las conversaciones son cotidianas. Todo ello aderezado con un poco de buen humor y con mucha participación.

Una característica de los dos grupos es que hay diferentes niveles, pero aprovechamos esta circunstancia para involucrar a los que más saben en el aprendizaje de los que saben menos. De tal manera que unos son el apoyo de los otros y potenciamos así la solidaridad y la posibilidad de que cuando no podamos estar nosotros ellos sigan aprendiendo. También estamos motivando para que conforme van adquiriendo un nivel se matriculen en la enseñanza oficial. Todo va poco a poco, pero sin pausa.

Aún estamos comenzando con estos grupos, pero la respuesta es muy entusiasta y muy participativa.

lunes, 4 de diciembre de 2017

VISITA DE SEGUIMIENTO Y FORTALECIMIENTO A GRUPOS DE MIGRANTES HAITIANOS

Siguiendo con las líneas de trabajo que tiene el Servicio Jesuita con Migrantes de Jimaní, donde OCASHA-CCS tiene a uno de sus misioneros, destaca el trabajo que se hace con los grupos de migrantes de las localidades de Bartolomé, Boca de Cachón, El Limón y Tierra Nueva. Cada quince días la abogada del Servicio, Lic. Rosaidy Isaura Novas Pérez, visita las comunidades para dar seguimiento y fortalecimiento a los grupos. El objetivo es empoderar a las organizaciones acerca de sus derechos para que dialoguen con las autoridades sobre la búsqueda de soluciones a las problemáticas de sus comunidades y el resultado que pretendemos es que las organizaciones de migrantes se fortalezcan institucionalmente para que incidan en la gestión de las necesidades de sus comunidades. Todo este proyecto está financiado hasta marzo del 2018 por MANOS UNIDAS. 



La dinámica de las visitas es la siguiente:

Se da la bienvenida a los participantes y se invita a que uno de ellos realice una breve oración para comenzar la actividad. Dentro de los grupos de migrantes tenemos católicos y protestantes.
A continuación la abogada Lic. Novas abre un pequeño espacio de retroalimentación. Entre todos se recuerda lo tratado en las visitas anteriores o en los talleres que se hayan realizado. Se refuerzan conceptos y se aclaran dudas.
Seguidamente se escuchan las diferentes inquietudes de los migrantes, así como se dan respuesta a sus preocupaciones y problemáticas.
Por último, se toman acuerdos para la siguiente visita. Con esto se levanta la sesión y se da por finalizada la visita.

Las localidades están cercanas, se tarda en llegar en camioneta desde quince minutos a media hora de Jimaní.

Los grupos de migrantes tienen una antigüedad que va de los ochos años hasta los cuatro y el número de participantes varía según la localidad, oscilando entre los sesenta y los veinte miembros.


También, a pesar de ser todos migrantes haitianos, cada comunidad tiene sus propias características y los procesos no siempre son homogéneos.

Es un trabajo lento y laborioso, donde uno de los componentes más importantes, a parte de la dedicación y la profesionalidad, es la paciencia. Lo que crees que has avanzado en un mes, luego en un día tienes que volver a recomenzar. También tenemos que lidiar con la falta de sentido de la puntualidad y con la inconstancia. Independientemente de nuestros objetivos lo que más les interesa a ellos, los migrantes, es su situación documental, y regularizada ésta pierden el interés en el grupo. Aunque siempre regresan cuando de nuevo tienen que legalizar su situación.




VISITA DE SEGUIMIENTO Y FORTALECIMIENTO A GRUPOS DE MIGRANTES HAITIANOS

Siguiendo con las líneas de trabajo que tiene el Servicio Jesuita con Migrantes de Jimaní, donde OCASHA-CCS tiene a uno de sus misioneros, destaca el trabajo que se hace con los grupos de migrantes de las localidades de Bartolomé, Boca de Cachón, El Limón y Tierra Nueva. Cada quince días la abogada del Servicio, Lic. Rosaidy Isaura Novas Pérez, visita las comunidades para dar seguimiento y fortalecimiento a los grupos. El objetivo es empoderar a las organizaciones acerca de sus derechos para que dialoguen con las autoridades sobre la búsqueda de soluciones a las problemáticas de sus comunidades y el resultado que pretendemos es que las organizaciones de migrantes se fortalezcan institucionalmente para que incidan en la gestión de las necesidades de sus comunidades. Todo este proyecto está financiado hasta marzo del 2018 por MANOS UNIDAS. 



La dinámica de las visitas es la siguiente:

Se da la bienvenida a los participantes y se invita a que uno de ellos realice una breve oración para comenzar la actividad. Dentro de los grupos de migrantes tenemos católicos y protestantes.
A continuación la abogada Lic. Novas abre un pequeño espacio de retroalimentación. Entre todos se recuerda lo tratado en las visitas anteriores o en los talleres que se hayan realizado. Se refuerzan conceptos y se aclaran dudas.
Seguidamente se escuchan las diferentes inquietudes de los migrantes, así como se dan respuesta a sus preocupaciones y problemáticas.
Por último, se toman acuerdos para la siguiente visita. Con esto se levanta la sesión y se da por finalizada la visita.

Las localidades están cercanas, se tarda en llegar en camioneta desde quince minutos a media hora de Jimaní.

Los grupos de migrantes tienen una antigüedad que va de los ochos años hasta los cuatro y el número de participantes varía según la localidad, oscilando entre los sesenta y los veinte miembros.


También, a pesar de ser todos migrantes haitianos, cada comunidad tiene sus propias características y los procesos no siempre son homogéneos.

Es un trabajo lento y laborioso, donde uno de los componentes más importantes, a parte de la dedicación y la profesionalidad, es la paciencia. Lo que crees que has avanzado en un mes, luego en un día tienes que volver a recomenzar. También tenemos que lidiar con la falta de sentido de la puntualidad y con la inconstancia. Independientemente de nuestros objetivos lo que más les interesa a ellos, los migrantes, es su situación documental, y regularizada ésta pierden el interés en el grupo. Aunque siempre regresan cuando de nuevo tienen que legalizar su situación.




domingo, 3 de diciembre de 2017

ACOMPAÑAMIENTO Y FORTALECIMIENTO DE GRUPOS JUVENILES

El Servicio Jesuita con Migrantes de Jimaní, donde como miembro de OCASHA-CCS estoy llevando a cabo mi labor de misionero, tiene desde el mes de abril un proyecto financiado por MANOS UNIDAS que en una de sus líneas de acción abarca los grupos juveniles que hay en la zona. Se pretende acompañar y fortalecer los grupos juveniles para que se empoderen y puedan tener una presencia real y activa dentro de su localidad.

Los grupos juveniles con los que trabajamos son: un grupo de la Iglesia Católica, otro de la Iglesia Evangélica y el grupo Jóvenes Luchando por la Paz en la Frontera (JLPF). Todos ellos son de Jimaní y están compuesto por jóvenes desde los quince años, tanto dominicanos como haitianos. El monitor que les acompaña de manera directa es mi compañero Yasmani Méndez Pérez, joven psicólogo es ciernes y natural de Jimaní.



Todas las semanas estos grupos tienen reuniones para trazar sus actividades y nosotros les acompañamos como facilitadores. Además durante estos meses hemos tenido con ellos diferentes actividades que a continuación señalaremos por orden cronológico:

  • Cineforums cada dos meses.
  • En Junio tuvimos un Taller de Derechos Sociales y una merienda convivencia con los padres de los jóvenes en el Moll de Jimaní.
  • En Agosto junto con un Taller de Participación Social fuimos invitados a la graduación de Bachiller de la mayoría de ellos.
  • En Septiembre además de un Taller de Interculturalidad tuvimos también un encuentro convivencia familiar en un balneario llamado el Dique en Duvergé.
  • En Octubre las actividades fueron un Taller de Identidad, Autoestima y Proyecto Personal, así como otro Taller de Valores Familiares para los jóvenes y sus padres.


El proyecto finaliza en Marzo del 2018, todavía nos quedan muchas actividades por hacer, hemos pasado la mitad del período del proyecto y aún es pronto para poder establecer resultados definitivos, pero los jóvenes van respondiendo. Donde tenemos más carencias es en la participación de los padres. Siempre vienen los mismos, pero sonpocos y a pesar de que son muy participativos, estamos animado a los jóvenes para que involucren más a sus progenitores en este proceso de formación.