miércoles, 15 de octubre de 2014

LA PATRIA EN EL LIMBO

 
Hola Compañer@s, hacia tiempo que no hacia una entrada en el blog de Ocasha, perdónenme, pero la realidad, el día a día me hace perderme en una espiral donde uno no sabe muy bien cuando comienza el día y cuando termina. Son tantas las cosas por hacer, son tantas las problemáticas, tan distantes, tan difíciles, que a veces uno quisiera que los días fueran de 48 horas. Se que solo soy un hombre normal y corriente, con en el único particular de que lucha a 8,000 km de casa por el respeto de la dignidad humana y los derechos humanos (como ustedes siguen haciendo en España contra los recortes en sanidad, educación, los derechos de los trabajadores, ...). Se que debería de hacer más entradas para compartir la misión con todos ustedes que nos leen incondicionalmente y que ponen todo su corazón (y sus oraciones) en que esta tarea de la construcción del reino (un mundo mejor para todo@s) camine hacia adelante. Hoy les quería compartir con ustedes una reflexión por la que lucho día a día en República Dominicana y que me ha llevado de pueblo en pueblo viviendo una realidad triste, el genocidio civil al que miles de dominicanos x derecho se les ha condenado solo por el hecho de la nacionalidad de sus padres y el color de su piel. Os voy a explicar:
  
La sentencia 168-13 promulgada por el Tribunal Constitucional,  denegaba la nacionalidad dominicana a más de 200,000 dominicanos de ascendencia haitiana que se vieron de golpe condenados a una falta de nacionalidad con consecuencias gravísimas en sus vidas y sus opciones de futuro. No tener cédula de identidad en República Dominicana implica no poder realizar estudios superiores, no poder firmar un contrato de trabajo, no poder comprar o vender, heredar, abrir una cuenta bancaria, cotizar en un fondo de pensiones, pagar un seguro médico, contraer matrimonio, ejercer el derecho a voto, viajar fuera del país… Ni tan siquiera inscribir a los hijos en un registro civil. Es decir: la condena es además hereditaria, se transmite de generación en generación como una enfermedad maldita ante la que aparentemente poco o nada cabe hacer.
El impacto de las políticas de desnacionalización ha agravado así la discriminación hacia las mujeres de ascendencia haitiana. Actualmente en República Dominicana, la inscripción en el registro civil se realiza en base a los documentos que posea la madre; una mujer puede registrar a su hijo o hija como madre soltera, sin embargo un hombre no puede hacerlo como progenitor soltero. En caso de que la madre no posea ningún documento, la inscripción en el registro no podrá realizarse.
Las mujeres cargan con la responsabilidad del reconocimiento jurídico de sus hijos. Por ello la política de desnacionalización les ha afectado especialmente. Les ha convertido en reproductoras de identidad o apátrida dependiendo de si tiene documentación o no. Cuando los hijos no pueden ser inscritos en el registro civil porque sus madres son víctimas de una negación de documentos, al problema en sí se une una casi inevitable sensación de culpabilidad.
 
A pesar de que el Estado dominicano tuvo que promulgar por la presión internacional la Ley 169-14 que restituye parcialmente los derechos de una parte de los dominicanos de ascendencia haitiana, la realidad es que más de 53,000 personas han quedado en un limbo jurídico que de la noche a la mañana los ha convertido en apátridas, en personas sin nacionalidad, invisibles a efectos jurídicos. Desde mí punto de vista y después de cientos de charlas por toda la frontera dominico-haitiana creo que esta situación debe solventarse con medidas efectivas que garanticen el derecho a la nacionalidad de todo ser humano, sin excepciones. Ya.

1 comentario:

  1. Querido Pedro
    Casi que escuchábamos ese silencio de los últimos meses en el blog.
    Lo hacíamos porque te sabíamos entregado a la labor para la que fuiste enviado a la frontera.
    Nosotros ciertamente que necesitamos tus noticias para animar la misión por estas tierras, para animar la misión "intraocashiana" también. Pero sabemos que hay que priorizar y especialmente en las situaciones en las que te mueves, donde la prioridad es combatir la injusticia que cae sobre los más oprimidos, sobre las más oprimidas como cuentas en tu entrada.
    Así que ánimo compañero, que como dices, es cierto que te hacemos presente, que te seguimos (aunque sea en tu silencio). Y que reconocemos que tu trabajo en la frontera es imprescindible porque nadie lo hará si no lo haces tú.
    Y no has sido enviado para hacer animación misionera por estas tierras, sino para acompañar a los desfavorecidos de la frontera dominicano-haitiana. Seguramente que la restitución de derechos parcial de la que hablas, no se hubiera producido sin tu trabajo y el de otros como tú.
    Te trasmitimos pues todo nuestro cariño y te recordamos en nuestras reuniones y también en nuestros encuentros personales con Él , que finalmente es quien te envió.
    Cuídate compañero.
    Quique

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