domingo, 8 de octubre de 2017

JOVENES ROMPIENDO FRONTERAS

El mes de septiembre nos ha llegado con varias actividades, de trabajo y personales. Todas ellas muy gratificantes y esperanzadoras.

El servicio jesuita a migrantes Bolivia, tiene un programa para jóvenes: Jóvenes Rompiendo fronteras, que nos han encargado a ocasha. Durante todo el año, estamos trabajando en colegios (este año han sido ocho) de el Alto y en una población cercana Viacha. En los colegios y realizamos talleres y encuentros con jóvenes entre 14 y 17 años (en total alrededor de 200), trabajando el tema de la interculturalidad en contexto migratorio, algo que creemos importante porque El Alto es una ciudad esencialmente formada por inmigrantes (en su mayoría de zonas rurales, pero también de otras provincias y países.) 

Los jóvenes que llegan del campo, o los que han nacido en El Alto, pero sus padres si son de zonas rurales, sienten el choque cultural que supone un cambio de vida tan brusco.

El Alto tiene otra peculiaridad, es ciudad fronteriza con Perú y Chile, por lo que el intercambio de personas es constante. Si a esto unimos los roces y conflictos entre países, principalmente con Chile, nos da una sociedad tensionada por diferentes conflictos.

Hace tiempo que el Servicio Jesuita a Migrantes en Bolivia se planteó la necesidad de hacer algo al respecto y surgió la iniciativa de tener una misma formación con jóvenes, en los tres países, para crear relaciones pacíficas. Surgen así los encuentros Jóvenes Rompiendo Fronteras. Durante unos días alrededor de 90 jóvenes de Arica (Chile), Tacna (Perú) y El Alto (Bolivia) se reúnen y comparten formación, actividades sociales, conocimientos, juegos, bailes y mucho más.

Este año el encuentro se ha realizado en El Alto. Nos reunimos durante cuatro días. Comenzamos reflexionando sobre la diversidad cultural y las nuevas tecnologías. En la tarde fuimos de paseo por La Paz, donde realizamos diversas actividades de incidencia. Una de ellas, unirnos a la campaña de hospitalidad del servicio jesuita a migrantes en américa latina y el caribe #somos hijos, somos hermanos, somos humanos.
También pudimos repartir abrazos de paz, compartiendo y hablando con las personas de La Paz, que otra forma de relacionarse es posible. 

El sábado, devolviendo la solidaridad y acogida de El Alto, realizamos varios trabajos comunitarios en zonas desfavorecidas: En una parroquia pintamos la valla y comenzamos la construcción de unos baños. En dos colegios de fe y alegría hicimos un jardín y arreglamos un aula para niños de prescolar. Terminando el día con un APTHAPI, costumbre andina de compartir los alimentos entre los miembros de una comunidad. Compartiendo de forma sencilla y conociendo algo más de las costumbres del pueblo Alteño. Después del duro trabajo es hora de relajarse, en una fiesta donde se compartió baile y música. 


El domingo dimos gracias por lo vivido en una eucaristía compartida y vivida por todos. Fue momento de agradecer. Y de pasar la luz de este encuentro a Arica, Chile, donde se realizará el próximo año.
Estos encuentros, son un signo de esperanza, momentos y encuentros para ver como hoy, cuando la sociedad y el mundo están llenos de fronteras, un grupo de jóvenes se unen para derribarlas. Para ver cómo, con un poco de entusiasmo, con mucho amor y juventud, otra forma de relacionarse es posible entre pueblos. 
Para ver como Jóvenes de Chile, Perú y Bolivia siembran semillas de hermandad, paz y solidaridad. Para hacer realidad nuestro himno: "De cordillera al mar, desde el norte hasta el sur, han venido a cantar este himno de amor… Con los brazos abiertos nos mira Jesús, invitando a la paz y reconciliación".
Milenka y José Adolfo



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